Name: Decant Bvlgari Man Wood Neroli
SKU: 1407
Availability: InStock

A primera hora, cuando la luz todavía es de plata y el laboratorio de Ginebra parece contener la respiración, Alberto Morillas destapa un pequeño vial ámbar. El aire se llena de un destello verde, luminoso: neroli. No es solo una materia prima; es un recuerdo. Los patios de Sevilla, los naranjos en flor, el zumbido del verano suspendido en el tiempo. Bvlgari le ha propuesto un desafío preciso: unir la energía de la ciudad con la calma de la naturaleza. Él decide que el sol será una nota: el sol se llamará Neroli.

El primer esbozo es deliberadamente simple. Morillas siempre habla de la “claridad” en un perfume: pocos materiales, altísima calidad, proporciones exactas. Calibra una bergamota diáfana para abrir espacio y oxigenar; sube y baja el neroli como un regulador de luz hasta que la chispa no devenga jabón, sino brisa. Hay que darle columna vertebral: cedro de Virginia para la verticalidad, cipriol para la arista seca y masculina, ese trazo agreste que impide que la flor se vuelva blanda. Añade almizcles blancos, no para endulzar, sino para pulir el halo; un toque de ámbar gris para que el acorde respire a distancia, como sal sobre piedra caliente.

Durante días, el vaivén es mínimo pero tenso: medio punto menos de flor de azahar para evitar el cliché, una gota más de madera clara para que el “wood” no quede en el nombre. Prueba las bases con dos temperaturas. En fresco, el neroli queda educado, casi de lino limpio. Bajo calor —en una tira olfativa que calienta entre los dedos— el acorde cobra vida, se expande como un mediodía mediterráneo, y la estructura amaderada sostiene la luz sin quebrarse. Es la prueba que buscaba: lo solar dialogando con lo terroso.

Cuando firma la fórmula, Morillas no busca aplausos. Busca silencio. En ese silencio, el perfume dice lo que él quería decir: un rayo de neroli que cae sobre madera clara y deja una pátina de ámbar, limpia, discreta, elegante. Una ciudad bañada por sol que no olvida el bosque del que procede su sombra. Una memoria sevillana, escrita con alfabeto romano. Un Bvlgari. Un Morillas.